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Descripción

UN TRIBUTO A LA REINA DE LA NOCHE
Villa de los Luna, los grandes señores, y emplazamiento que permitió al rey Sancho Ramírez consolidar sus fronteras en la reconquista, otorgándoles la Carta Puebla en el año 1092.

Estos dos hechos son los que permiten que esta población cincovillesa sea, hoy en día, una de las más extensas de la comarca, con 309 kilómetros de término municipal, una localidad antiguamente llamada Monte Mayor, por la topografía del terreno, en gradiente.

Su cambio vino determinado porque cuando se planeó el ataque para recuperar esta plaza a los musulmanes, por parte de los cristianos, se hizo de noche, solo iluminados por la luna llena, para que su luz guiara a los soldados. Así se hizo y la batalla culminó con el triunfo de las huestes de Sancho Ramírez. Para honrar este día se cambió el nombre de la localidad y se implantó el de Luna.

Luna también fue un importante enclave judío, con una población, en el siglo XV, de 80 o 90 vecinos. La judería de Luna, según Miguel Ángel Motis, es un ejemplo de integración plena, ya que los judíos no residían en un barrio propiamente dicho, cerrado y aislado del resto de habitantes, tal y como sucede en otras localidades cincovillesas. En Luna existió una estirpe judía muy conocida, los Elisa, dedicados al mercadeo de lana.

Hoy en día, Luna, situado a 65 kilómetros de Zaragoza, recuerda parte de su pasado gracias a sus monumentos, como la iglesia de Santiago de la Corona, el Hospital de Peregrinos, o la ermita románica de San Gil, de bella decoración escultórica.

Fuera del casco urbano se localizan varios espacios curiosos, como los castillos de Óbano, Yecra (también Yequera) e Hispanies, del siglo X (el más antiguo de la comarca), llamado entre los vecinos ‘cárcel de Hispaniés’, ya que durante las Guerras Carlistas su aljibe subterráneo cambio de uso y, en vez de contener agua, retuvo a cientos de prisioneros.

Otros atractivos de Luna son el Monasterio de Monlora, denominado ‘la atalaya de las Cinco Villas’ por las vistas que ofrece su emplazamiento, de gran altura. De ahí que sea frecuente ver a personas haciendo desde este espacio parapente y otros deportes de vuelo.

También son singulares los despoblados de Júnez, un auténtico pueblo, pero sin vida, y Lacasta, otra localidad que, al perder mucha población, se convirtió en entidad dependiente de Luna. En este lugar se conserva la iglesia románica, de gran belleza, como la pila bautismal de gran tamaño que se alberga en ella, un monolito de piedra de grandes dimensiones y peso. Piezas de calidad en entornos despoblados que se pueden visitar andando, una experiencia única para llenar de vida estos espacios.  Dependiendo administrativamente del Ayuntamiento de Luna está la localidad de Lacorvilla, en la que hoy viven unos 50 vecinos.

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